Deja ya tu mentalidad de señor,
acepta tu eterna condición de sirviente.
No trates de imponerte a los demás,
al destino, al paso del tiempo o al medio ambiente.
Cambia, no intentes conquistar tu
alrededor;
no luches por cosas sin importancia; busca,
más bien, sentir en tu interior
el deseo de servir a Dios por amor.
{Y solo así armonizarás,
con todos los demás,
y ya nada te confundirá
cuando cambies esa forma de pensar} [bis]
Entiende, nunca serás el amo o señor,
tú ni siquiera podrás evitar
que se marchite una flor,
despierta de esa ilusión;
y por tu bien, sirve a unos y a otros
sin importar a quien.
Vuelve a tu posición original,
nunca esperes recompensa alguna de la gente,
cultiva la sencillez y la humildad, sé un
sirviente, del sirviente, del sirviente.
{y solo así armonizarás,
con todos los demás,
ya nada te confundirá
cuando cambies esa forma de pensar} [bis]
